Los indígenas se transformaron en la principal fuerza de trabajo en el
período colonial, pero el maltrato y el cobro de tributos a la población local
provocaron que la Corona replanteara la relación entre españoles e
indígenas. Así, la creación de la encomienda o repartimento resultó ser la
solución más efectiva. Esta fue la institución que organizó el trabajo del
indígena al servicio del español. A través de ella se le entregaba a un español
(encomendero), en reconocimiento de sus méritos, el derecho de cobrar y
percibir el tributo que todo indígena, en su calidad de súbdito, debía pagar
al Estado español, ya fuera en especies o trabajo directo (esto último fue lo
más utilizado).
A cambio de esto, el encomendero español debía garantizar al encomendado
indígena la alimentación, vestuario, herramientas de trabajo, vivienda y salud,
adoctrinándolo en la fe cristiana. Por esta concesión, el encomendero debía
cumplir obligaciones militares al servicio de la Corona, formando parte de
las huestes, siendo soldado. La encomienda no incluía la concesión de las
tierras indígenas, y el encomendero solo podía usufructuar del derecho de
tributación por dos vidas, o sea, para sí y su descendiente directo. Los
indígenas encomendados fueron destinados de preferencia a los lavaderos
de oro, pues de ellos se podía obtener riqueza inmediata.
En 1542 se creó una nueva normativa, las Leyes Nuevas. Promovidas por
Fray Bartolomé de Las Casas, establecieron la abolición de la encomienda y
la prohibición de la esclavitud indígena, con excepción de aquellos que
continuaban en rebeldía al dominio español. Esta prohibición fue anulada
poco tiempo después, por lo que la encomienda se extendió hasta el siglo
XVIII. Además, el rey Carlos V ordenó que al tomar posesión de un
territorio se leyera el requerimiento, documento oficial que llamaba a los
indígenas a someterse a Dios y al Rey.
La encomienda en Chile y el trabajo por turnos
El funcionamiento de la encomienda en Chile casi siempre exigía el pago del
tributo en trabajo directo (y no en especies o dinero). Las tasas o leyes que
reglamentaban el trabajo indígena rara vez se cumplieron y se hacía trabajar
a los ancianos, enfermos y niños, que expresamente estaban excluidos de
este servicio personal. Además, no tenían días de descanso. Muchas de las
poblaciones indígenas americanas estaban acostumbradas a tributar, poseían
la organización y los excedentes requeridos para esto, pero en los pueblos
con un nivel de desarrollo más bajo esta actividad no tuvo mucho éxito.
El sistema de encomiendas utilizó la mita indígena, servicio que ellos realizaban
por turno, principalmente en la extracción minera de oro y plata. Lo
arriesgado del trabajo y el maltrato hicieron que este servicio fuera muy
duro. En general, un indígena no sobrevivía más de tres años en él.
El asiento: otra forma de trabajo indígena
Este consistió en un contrato simple firmado ante la autoridad competente
y establecía la edad, el tipo de labor y la remuneración en especies o dinero
que el indígena recibía, señalando expresamente que se hacía por la libre
voluntad del contratante. El español debía comprometerse a tratar bien y
no despedir al indígena, y este prometía no huir y realizar el servicio en
buena forma. Los trabajos realizados por los y las aborígenes eran variados,
entre ellos, servicio doméstico y labores artesanales.
Esclavitud indígena y fin de la encomienda
Desde el siglo XVI, fue una práctica común tomar indígenas cautivos y
llevarlos a las ciudades en condición de esclavos para el trabajo. También
hubo expediciones de castigo que se dirigieron hacia las tierras mapuches
con el solo objeto de tomar presos y venderlos como esclavos.
En el año 1608, el rey de España Felipe III, autorizó la esclavitud de indígenas
capturados en la guerra, a pesar de las protestas por parte de la Iglesia. Los
más afectados fueron los mapuches, por considerar que sus prácticas,
costumbres y forma de vida eran contrarias a la Corona, justificando dicha
acción a través del concepto de guerra justa, o sea, el supuesto derecho que
les asistía a los españoles contra los indígenas por no querer someterse a su
voluntad.
La esclavitud fue negativa para la paz y bajo su amparo se cometieron
abusos y maltratos. Esta ley de esclavitud no fue empleada correctamente
por el gobernador Antonio de Acuña y Cabrera, quien entre 1650 y 1656,
se dedicó a una verdadera guerra lucrativa, consistente en la captura de
indígenas pacificados que eran vendidos como esclavos, haciéndoseles pasar
por rebeldes. Esta injusticia acarreó el alzamiento mapuche de 1655. Solo en
1674 la Corona abolió la esclavitud indígena, con lo cual disminuyó la
intensidad de la guerra.
La decadencia de los lavaderos de oro durante el siglo XVII; la sostenida
disminución de la población indígena, producto del mestizaje y de la muerte
producida por el contagio de enfermedades europeas, el tipo de trabajo y
el maltrato sostenido, llevaron a que en 1791 el gobernador Ambrosio
O’Higgins aboliera el servicio personal y la encomienda.
Fue así como a lo largo del siglo XVIII la cantidad de indígenas fue
disminuyendo y a su vez, aumentó la población mestiza. A raíz de esta
situación surgieron nuevas formas de trabajo, en especial en el trabajo
agrícola de las haciendas.Etiquetas: Encomienda